A veces me pregunto, ¿cómo hicieron esos personajes que trascendieron en la historia a lo largo de los siglos, por haber logrado hazañas o creaciones extraordinarias, antes incluso de haber cumplido los 30 años? Fueron tiempos en que no existían los avances tecnológicos de hoy, en que se viajaba a caballo o en barcos muy lentos. Y aún así, esos hombres especiales grabaron su historia personal en la historia universal. Hay muchos, pero sólo voy a recordar algunos que me vienen a la mente:
Alejandro Magno, antes de pasar al otro mundo, ya había sometido a Grecia y ostentaba el título de generalísimo de los helenos. Alejandro fue grande tanto por sí mismo como por su imperio (el más grande conocido). Llegó a Persia, Asia, Tracia, Siria y Palestina. Siguió hasta Tiro, la capital de Fenicia. Luego iría hasta Egipto, Siria y los límites de la India. Su influencia aseguró la penetración de la cultura helénica en Asia y África. Su sueño gigantesco había sido el del Imperio Universal. Su imaginación ya había forjado este sueño, teniendo en Alejandría la capital de capitales. Este carajito que empezó a batallar a los 16 años, terminó muriendo de una simple fiebre de malaria a los 33. Pero que importa, ya era un inmortal.
Jesucristo, todos conocemos su obra y su trascendencia. Lideró la revolución espiritual del amor y después de casi 2 mil años, siguen intactas su imagen y sus ideas.
Mozart, Compositor austriaco del periodo clásico. Uno de los más influyentes en la historia de la música occidental. Nació en 1756 en Salzburgo, y lo bautizaron con el nombre de Johannes Chrysostomus Wolfgang Amadeus Mozart. A los seis años, era ya intérprete avanzado de instrumentos de tecla y eficaz violinista, a la vez que hacía gala de una extraordinaria capacidad para la improvisación y la lectura de partituras. Todavía hoy se interpretan cinco pequeñas piezas para piano que compuso a esa edad. En 1762 compuso sonatas. En 1769 fue nombrado Konzertmeister del arzobispado de Salzburgo, y en La Scala de Milán el Papa le hizo caballero de la Orden de la Espuela Dorada. Tenía sólo 13 años. Al año siguiente le encargaron escribir su primera gran ópera, Mitrídates, rey del Ponto, compuesta en Milán. Con esta obra su reputación como músico se afianzó aún más, Fue un niño genio. Antes de cumplir los 21 ya había creado buena parte de su obra musical.
Simón Bolívar, a los 22 años estaba tan claro en su proyecto de vida que juró en el Monte Sacro dedicar toda su vida a luchar por la libertad. Y eso hizo.
Antonio José de Sucre, antes de cumplir los 30 años, ya era el Gran Mariscal de Ayacucho. Fue el primer presidente de Bolivia y Jefe de todos los ejércitos del sur.
Miguel Hernández, poeta español que murió a los 32 años durante la guerra civil española. Antes de los 30 ya había escrito casi toda su obra poética (buena parte de ella en la cárcel).
Federico García Lorca, a los 20 años publicó su primer libro, Impresiones y Paisajes. Fue el poeta de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo XX. Como dramaturgo, se le considera una de las cimas del Teatro Español del siglo XX, junto con Valle-Inclán y Buero Vallejo. Murió ejecutado tras el levantamiento militar de la Guerra Civil Española, por su afinidad al Frente Popular y por ser abiertamente homosexual.][]
Orson Welles, Cineasta norteamericano, a los 24 años escribió, dirigió y protagonizó una obra maestra del cine: Citizen Kane.
César Vallejo, a los 27 años ya había publicado “Los Heraldos Negros”, una de sus obras más trascendentes.
Arthur Rimbaud, a los 19 años publicó su libro más importante “Una Temporada en el Infierno”.
Y tantísimos otros. Cuando uno se compara con esos personajes, se siente infinitamente pequeño…. ¿Qué le pasa a nuestras generaciones? Tratamos de vivir largas vidas pero oscuras. Largas vidas que serán olvidadas al día siguiente de nuestro entierro.
Por el contrario, los hombres que nombré lograron trascendencia eterna, porque asumieron sus sueños bien temprano y lucharon por ellos sin importar más nada…. Ellos no han muerto en realidad. Y tienen otra ventaja, como murieron jóvenes, con una obra ya realizada, serán recordados siempre con la imagen lozana de la juventud y no con el rostro “amomiado” de los que daremos 3 pasos bajo tierra después de 8 ó 9 décadas de vida rutinaria.
A.F.