domingo, 25 de marzo de 2012

Mordiendo el viento

No estoy aquí para cantar la muerte. Vine porque la vida pasó un día del brazo de mi madre y dijo: “Te esperamos mañana al pie de la mañana, cuidado te hagas noche”. Por eso vine. Cierto que ningún zapato calza en mis pies de número sin número pero me calzo los caminos y camino. No sé hace cuántos hombres nací. Ocurrió debajo de las suelas. Pero desde antes de nacer ya caminaba, descalzo y solo y perseguido por un millón de pies en la tiniebla. Por eso mis quejas están formadas de carajos. De mi voz macheteada. De mi memoria que nunca halló una puerta. Pero de nadie tomé nada. Ni cuna ni bastones. Ni una parcela de aire o de vendimia. Ni agua. Y tanto polvo sembrado en mi garganta. Ahora de qué me sirve hincar la mordedura en este viento. Soy una boca más traída al hambre.

A. F.

No hay comentarios:

Publicar un comentario